Improvisando una primera crónica por falta de tiempo pero para nada de entusiasmo por hacerlo, comentamos que todos los uruguayos que fuimos seguramente volvimos bastante conformes, en mayor o menor medida. Algunos volvieron con problemas de equipaje y declaraciones de aduanas, por los trofeos y premios en efectivo recibidos allá. Volvimos contentos por nuestro desempeño en la carrera y especialmente por la experiencia y también la convivencia dentro del grupo.
Las notas más altas de esta experiencia:
- Justamente, lo bien que pasamos con el grupo, ya sea durante el viaje de ida y vuelta, como así también en el hotel, en algún almuerzo/cena compartido, paseos, corridas, previa y post-maratón, etc. Siempre es una experiencia agradable y distinta compartir todas esas horas con gente con la que normalmente compartimos solo escasos minutos antes y después de las carreras locales. Y todos con miras a un desafío en común, nada despreciable para ninguno de nosotros, cada uno dentro de sus posibilidades. La previa llena de expectativas y la post abundante en cuentos y vivencias, son memorables y altamente recomendables para cualquiera que se asome a esta actividad.
- El apoyo incondicional que surgía de todos los acompañantes uruguayos fueran de nuestro bus o no, al ver pasar una camiseta o un rostro conocido de cada domingo, alguna banderita en el pecho que nos identificaba con ellos, etc. No solamente de parte de la gente que no corrió, sino también de todos aquellos que corrieron y luego fueron a dar el apoyo allá atrás, como si se tratara de una simple carrerita de 10km donde los más veloces van siempre a rescatar a los más conocidos más rezagados. Si alguno de ellos no se percataba de nuestra nacionalidad, bastaba separarse la banderita bicolor de nuestro pecho, para hacerla notar más para que toda esa estoica gente reaccionara con locura a nuestro paso. Inolvidable.
- El buen nivel de los competidores en general. No se veía gente abandonando, no era tanta la presencia de cadáveres después del km 28-30-32, como pudo haber sucedido en BAires 2007. Es cierto que también éramos menos de la mitad, largamos alrededor de 1300, según los organizadores, pero el nivel pareció mejor. Cada uno dentro de sus posibilidades, pero no aflojaban.
- El clima reinante. El mejor para correr. Quién podía extrañar los vientos constantes y las lloviznas de nuestra querida Rambla ? Nadie. Quién podía asegurar que efectivamente íbamos a pasar de un viernes previo de 25-26 grados aún a la noche, con alto porcentaje de humedad a este domingo montevideano típico de otoño, como nos anunciaban los pronósticos ? El fondo previo realizado ese viernes de noche ponía una fea nota de suspenso, por la gran transpiración sufrida al hacer unos tristes kilómetros locos por la Costanera. Pero luego el domingo habría gente de guantes, pobres bahianos, cariocas y demás...Nosotros nos archi-garcamos de frío antes y después, por ser caprichosos y no llevarnos un abrigo adicional. Voluntarios "de lujo" no faltaron para guardarlo hasta el regreso. Contábamos con el aliento y la presencia, entre otros, de Carlos Serellanes que acudió a la Rústica y luego se quedó, como así también de Mauricio Ramírez, que dió su palabra y cumplió su promesa de acompañar al grupo, se bancó todo a pesar de no haber podido participar por lesión. Había que estar allí, esperando horas por nuestra llegada. Ta jodido.
- La hidratación fue más que correcta, buenos y abundantes vasos de agua con tapa tipo Nativa. Y el "medio" de Gatorade en vaso abierto, a veces con hielo, no es lo ideal el recipiente, pero estaba aguado, pero luego estaba "rico".
- La medashita. No está nada mal, aún para usarla como cenicero y aún a pesar de que mis hijos aún medio dormidos hoy, me dijeron que era una lástima que estaba rota. Perdónalos, Señor, pobres criaturas, no entienden nada de arte y diseño moderno.
Los puntos flacos, las "desilusiones":
- Era la primer Pasta Party para nosotros y la verdad, personalmente esperábamos "algo" más, no por la comida, pues era obvio que los tallarines iban a estar helados. Esperábamos algo más que girara en torno a la maratón. Aquello fue solo la entrega de un papelito, un vale pago para ir a comer a un lugar en particular y nada más. Es cierto, estábamos todos o casi todos cenando juntos, en un lindo lugar típico Gaúcho, pasamos bárbaro, pero no hubo ni una sola mención de la maratón, no había nada organizado. Nadie mencionó, aunque posibilidades había, en el escenario, de qué se trataba todo aquello en realidad. Acaso no podían haber dicho, en el micrófono "Hoy nos acompañan unos maratonistas que andan por acá, que los mandaron desde el Gimnasio de la Brigada Militar" ? Presentar algún atleta destacado allí presente, preguntar por los países y representantes extranjeros allí presentes, no sé, darle algo de color "maratonístico". Aunque sea, sortear una barrita de cereales, no ? Todas las Pasta Party se limitan a ésto ? Es poco, no ?
- La mayoría teníamos fundadas esperanzas de que como se trataba de la 25ª edición, esta iba ser la "Maratona mais grande do mundo" y, a pesar que todos la sufrimos y por consiguiente la disfrutamos, estuvo muy lejos de serlo. Casi sin marco de público en el recorrido, las únicas bocinas que recibíamos eran de quejas por estarles interrumpiendo el domingo con tanta estupidez, Porto Alegre vivió bastante menos aún "su" Maratón que la propia Buenos Aires, por lejos. Sin espectáculos musicales en la calle, aunque sean improvisados, no hubo nada de nada. Acaso a los gaúchos no les gusta el samba y el tambor ? Viven festejando, salvo cuando se nubla un domingo ?
- A cuánto está el kilo de bananas en Brasil ? Lo ví, pero no recuerdo. O el clima no favorece el cultivo de frutas ? No crece allá un simple manzanero, un naranjero ? No pido sandía, pera, ni "mamao", no pido "abacaxi" ni "caqui" ni "mango", ni "chirimoya". Tanto les aumentaba los costos poner un par (o un único) puesto con frutas por allí, ya llegando a última vuelta por la costanera ? Para mi gusto se mancaron feo. Nosotros éso lo suministramos aunque sea con Gorzy repartiendo bananas en Coimbra en nuestra "Maratona" 2004. Y de nuestras medias y maratones de Colonia, ni hablo. No seas malo. Asqueaba tanto Gatorade bailando samba en la panza vacía.
- La copadora presencia de 1170 brasileños y 130 uruguayos participantes, pareció no dar cupo a otras nacionalidades, parecía la carrera Rivera-Livramento. Ni un argentino, chileno, peruano, nada, al menos a la vista. En Buenos Aires, sin llegar a mirar ninguna recopilación posterior, cualquiera de los que asistimos podíamos constatar presencias de casi toda América del Sur e incluso Central, Norte y Europa. Nadie lo puede negar. Qué pasó ? Falta de difusión ? Porto Alegre no se "vende" tan bien al exterior ni como ciudad ? Por falta de tradición no va a ser, en ese sentido, la M de Buenos Aires contra la de POA, sería casi como comparar, con todo respeto, la corrida del CERMU contra la M4 Nativa. En algo le están errando los amigos norteños. Sin embargo, nuestros mejores atletas allí presentes, concuerdan en que el nivel brasileño en el plano del atletismo y/o específicamente en este tipo de pruebas, es superior, muchísimo más profesional que en Argentina.
Veremos cómo nos va a nosotros en Punta. Ya recibimos de allá varias promesas locales de asistir, entre ellas de algunos amigos norteños que hicimos en las de Colonia y BAires, esperemos no defraudarlos.
Pasando al tema Cuervo en particular, una vez "entrevistado" Fernando Cuervo por su desempeño, éste se mostró muy conforme, por haber transitado y llegado enterísimo, solamente un pequeño calambre lo remachó un instante al piso, a escasos e increíbles METROS de la propia meta. Como aquél corredor de Fórmula I que se quedó sin combustible a escasos metros de la bandera a cuadros. Fernando bien debe saber a quién me refiero, yo no lo recuerdo. Ese autódromo seguramente vivió el mismo nerviosismo que todos los uruguayos que poblaban ahora esta rotonda final de POA.
Seguramente, sus piernas se entusiasmaron más de la cuenta al ver el arco, tomaron vida propia y saltó un poco la cadena. Pero en el resto fue un relojito, corriendo a la velocidad pactada de 05:40/km, incluso aún con antibióticos encima, terminando toda una caja. Tenía pulsado el control de velocidad de un Fórmula I cuando entra a boxes, hizo una carrera redondita con un ritmo constante.
Los primeros 28-30 kilómetros los hizo super distendido, habiendo tenido que absorber la pérdida de tiempo en 2 "paradas técnicas" y volviéndose a enganchar, incluso luego lo hizo con un corredor local que apareció a acompañar, con idéntico objetivo de tiempo, cuando uno piensa que las fuerzas podrían llegar a mermar, como para seguir solo. Luego tuvo que bajar un poco el ritmo, el brasileño se le fue un poco, pero igual le permitió arañar su tiempo objetivo "optimista" de las 4 horas. En definitiva su regular "pacer" local arribaría, aparentemente, solo un poco antes que él, por lo tanto la caída aparente no fue tan brusca como se percibió.
Basándose en sus anteriores experiencias similares en la distancia, este fue un tiempazo, un guarismo y una experiencia difícilmente olvidables para su autor, al menos hasta su próxima y seguramente ya cercana batalla (quizás Montevideo, quizás Punta Del Este, quizás ambas). Es de locos, este muchacho ya está todo tomado, es irrecuperable, le pegó demasiado fuerte.
Con respecto a Daniel Cuervo, si bien no lo pudimos entrevistar exhaustivamente, pues por ahora todavía no hablamos tanto rato solos, consigo mismos, igual nos contó que sus ojos se llenaron de lágrimas al llegar, durante varios minutos, como nunca le había sucedido ni por asomo en las anteriores maratones y no fue ni por la emoción de ese marco memorable, ni por el encuentro con amigos en la meta ni por el objetivo cumplido. Fue un raro sentimiento de alivio por terminar. Una descarga emotiva por tanta pena sufrida y sobrellevada sin chistar, en completa soledad.
Sobre todo por la forma de haber vivido ya los 10 kilómetros finales, controlando la aparición de calambres mediante el cambio de paso y/o pisada, clamando por fruta, habiendo agotado indefectiblemente sus reservas naturales de glucógeno, glucosa y sachets de geles en la riñonera, en ese preciso orden.
Fueron terribles y memorables kilómetros finales. Esa larga ida y vuelta hasta pasando el Beira Río del Inter (sin un exhaustivo estudio previo del mapa, por supuesto, como siempre), con un tardío retorno en el km 38, allá cerca del Mato Grosso donde parecía estar, fue un golpe anímico no deseable a nadie.
El tiempo objetivo ahora ya pasaba al olvido, el ritmo se percibía como deplorable, espantoso, ya ni se consultaba el reloj, aún luego de detenerlo en la propia meta. Había que llegar y nada más. Cualquier puesto de agua por allí servía de excusa para caminar. "Paro solamente para tomar, nomás".
Y luego, deslumbraba más tomar toda esa abundante fruta, que fue el mejor premio final para comerla allí mismo, antes que andar mirando siquiera de reojo el reloj y/o hacer cuentas. Los tiempos de damas y varones que lucían sobre el arco, con gran diferencia uno de otro, echaban por tierra cualquier intento de concluir cual había sido el tiempo puesto. Era imposible darse cuenta con la cabecita del momento.
La primer parte de la carrera sin embargo fue bastante regular, acompañando a Fernando, ambos a un ritmo natural de 05:40/km que "salía solito", sin proponérselo mayormente, una recorrida entreverada por la Costanera, junto al tren eléctrico, luego avenidas interiores, puentes y viaductos y luego el interminable ida y vuelta avenida con el arroyo "Miguelete" en el medio, donde prácticamente parecía que dábamos la vuelta para volver ya cerca del límite con Perú.
Luego, el irse desenganchando lentamente de Fernando y la falta de algún pacer de emergencia que compartiera ese ritmo en caída que ya se palpitaba, desembocaron en el martirio de la costanera final ya nombrada.
Pero volviendo a las vivencias en la meta, una vez que ingresaron los nutrientes al torrente sanguíneo, analizado el reloj correcto del arco y los comentarios de los amigos allí presentes, se llega a la conclusión de haber puesto un tiempo más que aceptable, ya basándose en solamente 2 cosas. Primero, la gripe y antibióticos cercanos (aunque no llegando a la locura de ser coincidentes, como le sucedió a Fernando). Y segundo, la falta de mayor convicción o apego al el plan de entrenamiento, habiendo quedado en el debe unos 223,69 km y llegando a acumular bastantes menos kilómetros que para Buenos Aires 2007, con el agravante que ésa venía enganchada con Colonia 2007, y ésta de POA arrancaba desde prácticamente cero, como primer "zafra" del año.
En definitiva, analizando esos fatídicos parciales de los últimos kilómetros, a la postre resultaron bastante mejores que unos cuántos de BAires, a pesar incluso de parar a caminar para beber.
Por todo ésto y algún detalle más, la satisfacción tiene que ser bastante alta, por haber bajado casi 11 minutos la marca anterior de BAires. Satisfacción hasta Punta del Este, ja,ja,ja, luego ya todo ésto se diluirá... Montevideo ? No , gracias...y Rosario? Estás demente ? Ya te olvidaste lo que pasaste ayer ? Cada vez todo te dura menos, eh?
Hoy estamos ya ambos en actividad, trabajando o al menos intentando hacerlo, haciendo a un costado todas estas vivencias tan lúcidas sin tener a alguien cerca "que entienda de lo que hablamos" para compartirlas.
Las pequeñas molestias musculares remanentes, no se diferencian mayormente de las sufridas de otras carreras de mucho menor distancia. Ayer andábamos un poco renguitos, pero ya a partir de hoy y pese a un larguísimo viaje en bus de casi 12 horas, la recuperación ha sido fantástica.
Alguna uña ennegrecida, o aparentemente tornando hacia ello, ha sido lo más grave que sufrimos, así, como quién dice, cercano a la muerte, por culpa de la maratón.