Miércoles 22/04/2009 : Se fue Don Luis, el "Presi"



Hombre de otra época obviamente, gestos recios, solemnidad y verticalidad militar, trato respetuoso, gestos casi adustos, pero obviamente muy querido en su entorno cercano.

Portador también de las mil y una caras durante las Asambleas de la Agrupación, su querida del alma, la que constituía su vida, su obra y ahora su legado.

Donde seguramente cazó y llevó para su casa más de una calentura en todos estos años, como tantos otros que aún están o estuvieron.

Nunca lo hemos llegado a tratar mucho, se diría que fue casi que hasta por respeto, para no molestarlo, solamente intercambiábamos un saludo, un "preguntar por la familia", a la que conocemos bastante, a su hija, nietos, etc, por otros vínculos laborales.

Incluso desde la época en que Don Luis era comerciante, allí en la esquina de Rondeau y Paysandú, donde en definitiva lo conocimos al frente de su comercio, por la década del 70'-80'.

Y ahora más recientemente nos reencontramos y fuimos simplemente cómplices de algún intercambio de esas memorables caras, durante alguna Asamblea, ante lo que escuchaban y no lograban creer nuestros oídos.

Teníamos algunos, unos cuántos puntos en común, también de discrepancia por supuesto, pero estábamos de acuerdo en temas de orden, de valores ya perdidos hace tiempo, a veces esos acuerdos quedaban de manifiesto simplemente compartiendo ambos el silencio cómplice, del dejar hacer y mirar a un costado, "por el bien de todos".

Una emblemática e infaltable figura que venía de allá del fondo, surgiendo etapa tras etapa, luciendo siempre nada menos que tan gloriosa casaquilla.

Al inicio de nuestras peripecias, durante mucho tiempo constituyó una referencia exacta de cómo venía uno, ni hacían falta los relojes, el asunto era si el "Presi" ya lo había sobrepasado a uno, o si aún venía detrás, en completo y solemne silencio.

Con su clásico tranco cortito, rápido y sostenido, su típico braceo, una presencia sigilosa solamente notoria por todos los saludos de los asociados que se iban abriendo a su pasar. Una buena referencia que por sí marcaba nuestro ritmo en cada carrera.

Y ayer miércoles se fue, comenzando su despedida de este mundo precisamente desde la propia pista que tantas veces desgastó con envidiable voluntad, con un empecinamiento inimitable.

Ahora toma la posta de otras leyendas del atletismo, de los que ya nos miran desde el otro lado del arco final.

Don Vicente se hace a un lado en la manga, llega Don Luis...

Arriba, Don Luis, descanse por favor, de una buena y santa vez...
Daniel Cuervo