Una mañana espectacular en el lago de "la Botavara". Un inmóvil espejo de agua nos esperaba, reflejando en forma perfecta un cielo casi totalmente despejado.
Accedimos al club luego de entrenar un poco de "orientación", atravesando el Parque Roosevelt por el camino "menos fácil", en trayectoria ideal, cortando camino por los montes de muchos eucaliptus y unos pocos pinos.
Portando nuestras pesadas mochilas en medio de esa aromática humedad matinal, ya nos íbamos metiendo en la cabeza lo que nos esperará en setiembre, pero ahora en condiciones obviamente mucho más benévolas y disfrutables.
Nos hicimos al fin a la mar, o mejor dicho al lago, con la duda de siempre: remos dobles, remos simples, vos adelante, vos en el medio, vos atrás ?
Comenzamos con nuestra conocida y vieja canoa 09 naranja, la involcable que utilizáramos en el debut del sábado anterior. Lo haríamos en un principio con remo doble y bajo protesta, en un trayecto hacia la orilla del frente, como para arrancar y ver qué pasa.
Al retornar de este primer viaje, la gente que entrenaba hacía rato sobre la orilla, con "Tato" López, nos gritaba: "Che, ya vuelven ??? (qué flojera, habrán pensado)...
Allí descubriríamos porqué era que nos cagábamos a palazos y salpicaduras en forma constante, siendo generalmente la principal víctima el que iba en el medio (Gabriel, generalmente).
Como buenos cristianos y ante nuestro padecimiento, decidimos encomendamos a Jesús, el cual se nos había aparecido abruptamente.
Aunque no vino precisamente caminando por el agua. Se trataba del responsable del club, quien al ver nuestras peripecias, se nos arrimó y nos dijo:
"Nooo, muchachos, esa canoa es muy cortita para los 3, a ver....esperen....traigan y usen aquella...."
Ahora era como un sueño. Era como ir en un EGA semicama. Incluso con espacio suficiente como para dejar de hacer el ridículo y no portar más las mochilas a la espalda, lo que hacía bastante más molesta la postura. Personalmente ya estaba muerto de ir así, habiendo hecho recién un pequeño trayecto, tal vez un par de km.
También nos asesoró sobre los remos, que dejáramos de lado la "moda" de los deportivos y competitivos remos dobles, que requieren mayor sincronización y por ende tiempo de entrenamiento, para dar lugar a los viejos y queridos remos simples.
Ningún charrúa de ley que se preciara de tal, el verdadero cacique autóctono con cuatro testículos jamás se metió en el agua a interceptar españoles con remos dobles. Era considerado de poco hombre.
Sin lugar a dudas, este cambio táctico le agrega un poco más de handicap (más aún?) en contra de nuestra participación, pero nos llevamos bárbaro con ellos, mejor palada, menos choques y golpes, salpicaduras y una corrección de rumbo mucho más fácil y eficiente.
Pasamos las mochilas al piso y arrancamos en esta nueva canoa, que desde ese mismo día quedó reservada y señada para acompañarnos en la competencia De Sol a Sol.
Ya a esa altura, el espejo se había encrespado bastante, un vientito sur ya se hacía sentir. De todas formas no tuvimos ningún tipo de inconveniente, nos planteamos diversos rumbos hacia objetivos específicos sobre las orillas opuestas, tocando al cruzar determinada boya.
No nos llevamos nada por delante, ni troncos, ni piedras, ni un junco, nada. Invictos totalmente. Ensayamos incluso alguna maniobra de cambio de rumbo brusco, obviamente bien lejos de los ojos que tal vez nos observarían desde la orilla del Club. Si bien esta canoa se ladea un poco más que la otra, la llevamos siempre muy bien, incluso terminamos todos muy secos y en general habiendo acusado mucho menos el esfuerzo que en la oportunidad anterior.
El GPS llegó a medir casi 9km, como suma de un sinfín de travesías cruzadas de una punta a la otra del lago, llegando a una velocidad máxima registrada de 9.8 km/h (6:05 min/km), sin siquiera propornérselo. Es impresionante como se siente el empuje de cada remada de los demás tripulantes, cuando uno deja de hacerlo, para poderlo percibir mejor.
Esto se hace evidente, incluso dentro de nuestra falta de experiencia en el tema. Cuando uno le agrega el esfuerzo adicional de inclinarse bien hacia adelante, para introducir el remo en el agua lo más lejos posible y haciendo una carrera bien completa y enérgica, el desplazamiento resulta impresionante.
Es seguro que, especialmente en los últimos tramos de la competencia en agua, dos podrán remar casi sin problemas y uno descansará de a ratos, pudiéndonos turnar constantemente. Aunque siempre será dependiendo de la corriente, el viento, las características de la vía fluvial, etc, todos factores que incidirán en forma totalmente desconocida para nosotros.
Desembarcamos, guardamos todo y dejamos a nuestra futura compañera de aventura en su soporte. Es posible que no volvamos a verla hasta la propia competencia. Luego de tomar algo, cambiar alguna prenda, etc, arrancamos con un largo running hacia la Rambla, volviendo a atravesar el Parque Roosevelt.
Gabriel ese día tendría que hacer 28 km (con miras a la M de Punta) y con Diego teníamos previsto hacer unos 16km para acompañarlo, aunque sea parcialmente, durante el tramo inicial.
Desembocamos a la Rambla por Av. de las Américas y luego Barradas, donde el vientito se hacía sentir de frente. De a poco comenzamos a controlar un poco el ritmo que, si bien íbamos con nuestras mochilas a la espalda, el mismo resultaría algo rápido como para asegurarle a Gabriel llegar a buen puerto. Bueno, literalmente tendría que ir casi hasta el Puerto. Era una locura.
Bajamos un poco el ritmo y por momentos se hacía presente el esfuerzo ya realizado en el agua, pero seguramente también los anteriores ejercicios en la pileta, bici o en lo personal, la falta de running durante casi 3 semanas, sin considerar el Columbia Challenge.
Debido principalmente a esta falta de rodaje, acompañamos solamente hasta Coimbra y retornamos para el Roosevelt, completando 16km exactos, luego dce un breve "almuerzo" en la ruta de regreso, como para achicar esa terrible mochila.
Diego y Gabriel optaron por agregarle un poco más de sabor al run y decidieron subir por Coimbra, en vez de bordear por la Rambla.
Siguieron su marcha hasta los destinos fijados, Diego se quedaría en el Mojón 9.5 y Gabriel tendría que ir a saludar al Mojón 1 y luego volver a su viejo compañero de todas las noches, el 4.
Un SMS sin respuesta en la tarde, sembraría algunas dudas sobre la suerte que Gaby corrió ese mediodía.
Al final, Gabriel terminó yendo hasta el Mojón 0 y luego retornando al 4, para colmo con viento de frente, completando nada menos que 30km de un terrible "fondito para aflojar las piernas" luego del remo. Por si fuera poco, "cargando una pesada mochila sobre sus hombros".
Ahora nos restaría comenzar, aunque sea con unos pocos km simbólicos, el "entrenamiento" en bici en forma grupal. Sería una locura ir así regalados, sin siquiera meter algún km antes de la fecha que ya está allí al acecho, surgiendo ya sin posibilidades de intentar hacer la gran cosa en la previa.
Y más regalados aún iríamos sin siquiera tener bicis decentes.
A la fecha de hoy, lo concreto será escuchar: "Pah, otra vez están esos locos con las Winners de m....."
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